27 octubre, 2008

Todo eso se parece a las valijas de papá

No fué de extrañar la gran demanda que hubo para las hermosas zapatillas del Team Zissou de Vida Acuática. El problema era que esas Adidas Rom no existían en el mercado para satisfacer el inevitable capricho fetichista. Antes, Wes Anderson vistió a Ben Stiller con un equipo de gimnasia vintage rojo también de las tres tiras en Los excéntricos Tenembaum. Después, ahora, vendrían las valijas Louis Vuitton de Viaje a Darjeeling. Este gusto por los objetos y las marcas es una de las continuidades que confluencian en la que es su quinta película.
Los hermanos Whitman son tres chicos ricos que se reencuentran, tras la muerte de su padre, a bordo de un tren con rumbo a una ciudad de la India. Francis (Owen Wilson) es el encargado del planeamiento, lo cual incluye un asistente contratado para programar las actividades diarias o decidir por sus hermanos lo que van a cenar. Jack (Jason Schwartzman), tal como lo hacía Margot Tenembaum, escribe relatos autobiográficos y Peter (Adrien Brody) lleva consigo distintos objetos que pertenecieron a su padre, incluyendo la carga de las benditas valijas.
En la relación de los hermanos se reproducen las conductas de desconfianza, envidia y celos habituales en los personajes de WA. El triángulo de los Whitman sólo permite las confesiones de a dos, para ser rotas al rato. Estas confidencias tienen en todos los casos una mujer como protagonista; Jack viene de un furtivo encuentro con su ex novia en Paris (una hermosa Natalie Portman, lo cual se relata en Hotel Chevallier, corto que oficia de prólogo), Peter recibe la noticia del embarazo de su esposa y Francis planea el reencuentro con mamá.
La logística de Francis esta apoyada en Brendan, quien diagrama las actividades diarias y las entrega en tarjetas, lo cual parece mera excusa para el despliegue de esa manía plano detallista sobre textos que Anderson practica desde Bottle Rocket. La afición por veloces paneos hacia los costados en noventa grados es otra constante, al igual que los paseos en travellings horizontales. Tampoco faltan otras puestas de cámara habituales en su filmografía como los encuadres con un marcado punto de fuga disparado desde el centro (como las caminatas de los Whitman a través de los pasillos del tren) ó los “cuadros dentro de cuadros”, donde pone en el centro del plano un recuadro con acción propia, tal como sucede en aquella escena en la que se puede ver un poco mas allá de la espalda de la camarera del tren gracias a un espejo apropiadamente encuadrado.
Wes Anderson suele utilizar la cámara en mano para escenas de tensión, como discusiones o peleas. En el caso de Viaje a Darjeeling, la pone en uso cuando otros tres hermanos cruzan peligrosamente un arroyo, a lo que suma filmar a ras del agua y utilizando algún zoom. Uno de los niños muere. “No pude salvar al mío” anuncia Peter, aquel que parecía todavía no poder superar la muerte de su padre, el mismo que tendrá un hijo. A partir de aquí quedan de lado las desventuras de los Whitman deviniendo la película en un relato de redención.
La representación del ritual velatorio indio al que son invitados se interrumpe, se sucede, con un flashback al viaje hacia funeral de su padre. La escena se construye en base a ser casi un negativo de lo visto hasta el momento; ya desde el negro del luto con el que están vestidos contra los tonos pastel de los trajes de verano que utilizan en Darjeeling, hasta en la unidad que hay entre los Whitman para ir a buscar un auto de su padre ó para enfrentarse a un camionero que increpó a uno de ellos.
Junto a sus hermanos en el aeropuerto, Francis se quita las vendas, recordando a los brazos cortados de Richie Tenembaum. Entonces se posterga la vuelta, las heridas aún no cerraron.
Mediando algunas excusas algo dudosas que terminan por ser ciertas, los Whitman se reencuentran con su madre (Angelica Houston), quien les anuncia que “El pasado existió, pero terminó”. Esta reunión tiene un carácter tranquilizador para los hermanos. Con “Play with me” de los Stones sonando, mamá los invita a un trip donde, en una sucesión que recorre en corte transversal distintas ambientaciones en un tren unidas por un travelling horizontal (aquel que utiliza brillantemente en la radiografía del submarino de Steve Zizzou), vemos a los personajes periféricos; Natalie Portman, la esposa embarazada de Peter, Brendan, la camarera india Sweet Lime e incluso Bill Murray cerrando su cameo, aquel con el que abre la película llegando a la estación a bordo de un taxi, mismo tipo de vehiculo que mató a Whitman padre.
A la mañana siguiente mamá Whitman desaparece. Los tres hermanos ahora confían entre sí. Es entonces que se permiten regresar como en un reinicio, donde vuelven a subir al mismo tren, con el mismo guarda versión india, pero sin el peso con el que llegaron y cargaron durante todo el viaje. Para volver a casa se han desprendido de esas valijas que, como "Viaje a Darjeeling", seducen por su gusto y elegancia, pero empalagan por su carácter redundante.

06 octubre, 2008

Tormenta Mental

Imaginate ese día en el que una enorme nube someta al imponente desierto; cuando la arena que quema se devele frágil ante el arrebato de la tormenta y los espejismos se hagan realidad. Los granos envueltos en la indefinición del torbellino bailarán el ritmo dictado por el hipnotismo anárquico del bramido del viento. Será entonces cuando tierra y aire harán comunión en una danza que volverá al cielo aún más incierto.
Bueno, así es como suenan los Humo del Cairo. Yo que vos los escucharía.