14 julio, 2008

La Pose Actual

Sábado a la noche rumbo a Plasma, un extraño oasis en el sórdido laberinto que representa el camino de Plaza Constitución hacia Barracas; mucha vereda angosta, contraluz y casa vieja para llegar a un primer piso tan paquete como chico, con sillones y mesitas de diseño, lista de precios a tono y una hermosa ex compañera de la facultad en la barra. El año pasado, los Jacksons Souvenirs tuvieron una sola presentación en vivo que fue en diciembre. Por suerte en el presente 2008 la mano parece estar cambiando. Con Sebastián Kramer como accidental frontman y sin su bajista hicieron un set breve que oscilaba entre aceleraciones melódicas de marcha cansina y paseos a bordo de un colchón cósmico que parecían hacer girar la bola disco del techo del local. Un malentendido con la gente de sonido, una pista que nunca era la correcta y la excusa de que ya no había tiempo significaron el abrupto stop para lo que ya era la explosión volcánica de los Jacksons. Quiero verlos otra vez. Mientras Kramer y compañia enrollaban cables y desenchufaban instrumentos, los Sub 20 de Banda de Turistas aguardaban a que su plomo les dejase todo en orden para salir a escena. A puro hype, son los nenes mimados del momento. A la hora de verlos y escucharlos en vivo los machaques guitarreros insistentes y la verba entonada con desgano evidenciaban la referencia babasónica. El flaco de la guitarra principal tenia bien aprendida las lecciones de Mariano Roger, emulaba sus movimientos y posturas a la perfección, incluido aquel tic de apoyar la viola sobre el muslo para tocar encorvado. A la derecha del escenario en segunda guitarra y coros, un Brian Jones en versión Cartoon Network aportaba agite y falsete marca Tuñon y era el encargado de cantar “Todo mío el otoño”; lo más cercano a un tema de Los Gatos, pero hoy y acá. Los teclados ayudaban a disimular la simpleza de la mayoría de las canciones, salvo algunos casos donde despegaban en intenso ascenso instrumental. Los pibes suenan bien, tienen en su haber algunas canciones como “Un verdadero cajón de madera” o “El Canto” y portan una buena presencia escénica. Como una postal, Bruno Albano (voz y bajo) miraba al vacío con los ojos bien abiertos asomándose entre su flequillo despeinado prolijamente hacia adelante. Flash.