
01 noviembre, 2008
Androide Paranoide (Tomo lo que Encuentro)

27 octubre, 2008
Todo eso se parece a las valijas de papá

Los hermanos Whitman son tres chicos ricos que se reencuentran, tras la muerte de su padre, a bordo de un tren con rumbo a una ciudad de la India. Francis (Owen Wilson) es el encargado del planeamiento, lo cual incluye un asistente contratado para programar las actividades diarias o decidir por sus hermanos lo que van a cenar. Jack (Jason Schwartzman), tal como lo hacía Margot Tenembaum, escribe relatos autobiográficos y Peter (Adrien Brody) lleva consigo distintos objetos que pertenecieron a su padre, incluyendo la carga de las benditas valijas.
En la relación de los hermanos se reproducen las conductas de desconfianza, envidia y celos habituales en los personajes de WA. El triángulo de los Whitman sólo permite las confesiones de a dos, para ser rotas al rato. Estas confidencias tienen en todos los casos una mujer como protagonista; Jack viene de un furtivo encuentro con su ex novia en Paris (una hermosa Natalie Portman, lo cual se relata en Hotel Chevallier, corto que oficia de prólogo), Peter recibe la noticia del embarazo de su esposa y Francis planea el reencuentro con mamá.
La logística de Francis esta apoyada en Brendan, quien diagrama las actividades diarias y las entrega en tarjetas, lo cual parece mera excusa para el despliegue de esa manía plano detallista sobre textos que Anderson practica desde Bottle Rocket. La afición por veloces paneos hacia los costados en noventa grados es otra constante, al igual que los paseos en travellings horizontales. Tampoco faltan otras puestas de cámara habituales en su filmografía como los encuadres con un marcado punto de fuga disparado desde el centro (como las caminatas de los Whitman a través de los pasillos del tren) ó los “cuadros dentro de cuadros”, donde pone en el centro del plano un recuadro con acción propia, tal como sucede en aquella escena en la que se puede ver un poco mas allá de la espalda de la camarera del tren gracias a un espejo apropiadamente encuadrado.
Wes Anderson suele utilizar la cámara en mano para escenas de tensión, como discusiones o peleas. En el caso de Viaje a Darjeeling, la pone en uso cuando otros tres hermanos cruzan peligrosamente un arroyo, a lo que suma filmar a ras del agua y utilizando algún zoom. Uno de los niños muere. “No pude salvar al mío” anuncia Peter, aquel que parecía todavía no poder superar la muerte de su padre, el mismo que tendrá un hijo. A partir de aquí quedan de lado las desventuras de los Whitman deviniendo la película en un relato de redención.
La representación del ritual velatorio indio al que son invitados se interrumpe, se sucede, con un flashback al viaje hacia funeral de su padre. La escena se construye en base a ser casi un negativo de lo visto hasta el momento; ya desde el negro del luto con el que están vestidos contra los tonos pastel de los trajes de verano que utilizan en Darjeeling, hasta en la unidad que hay entre los Whitman para ir a buscar un auto de su padre ó para enfrentarse a un camionero que increpó a uno de ellos.
Junto a sus hermanos en el aeropuerto, Francis se quita las vendas, recordando a los brazos cortados de Richie Tenembaum. Entonces se posterga la vuelta, las heridas aún no cerraron.
Mediando algunas excusas algo dudosas que terminan por ser ciertas, los Whitman se reencuentran con su madre (Angelica Houston), quien les anuncia que “El pasado existió, pero terminó”. Esta reunión tiene un carácter tranquilizador para los hermanos. Con “Play with me” de los Stones sonando, mamá los invita a un trip donde, en una sucesión que recorre en corte transversal distintas ambientaciones en un tren unidas por un travelling horizontal (aquel que utiliza brillantemente en la radiografía del submarino de Steve Zizzou), vemos a los personajes periféricos; Natalie Portman, la esposa embarazada de Peter, Brendan, la camarera india Sweet Lime e incluso Bill Murray cerrando su cameo, aquel con el que abre la película llegando a la estación a bordo de un taxi, mismo tipo de vehiculo que mató a Whitman padre.
A la mañana siguiente mamá Whitman desaparece. Los tres hermanos ahora confían entre sí. Es entonces que se permiten regresar como en un reinicio, donde vuelven a subir al mismo tren, con el mismo guarda versión india, pero sin el peso con el que llegaron y cargaron durante todo el viaje. Para volver a casa se han desprendido de esas valijas que, como "Viaje a Darjeeling", seducen por su gusto y elegancia, pero empalagan por su carácter redundante.
06 octubre, 2008
Tormenta Mental

Imaginate ese día en el que una enorme nube someta al imponente desierto; cuando la arena que quema se devele frágil ante el arrebato de la tormenta y los espejismos se hagan realidad. Los granos envueltos en la indefinición del torbellino bailarán el ritmo dictado por el hipnotismo anárquico del bramido del viento. Será entonces cuando tierra y aire harán comunión en una danza que volverá al cielo aún más incierto.
Bueno, así es como suenan los Humo del Cairo. Yo que vos los escucharía.
30 septiembre, 2008
La Cuerda Floja

Nótese que se evita utilizar el término "disco", las canciones llegan directamente a quien lo disponga. Si bien se sabe que la edición discográfica completa la obra, ofrecer material a través de esta vía es la excepción que refuta la regla de los fines comerciales de una grabación.
"La Cuerda Floja" es el nombre de la segunda aparición solista de Gori, viejo guerrero under, ex guitarrista Minoría Activa y Fun People (pasado hardcore del que heredó la corta duración de las canciones) y actual frontman (de que otra forma sino con ese look entre Faces y Brian Jones que ostenta) de Fantasmagoria, con quienes ya había incursionado en esto de la edición only free download con Clearence (2001).
Hablemos entonces de lo importante. Luego del acusticazo multicolor que entregó en su primer lanzamiento solista de nombre homónimo (disponible en www.mandarinasrecords.com.ar/), en esta oportunidad nos encontramos con cinco canciones. “A Veces” abre el disco como una marcha de bombo y palmas en tempo reducido que oficia a modo de intro de lo que será de ahí en más un viaje a bordo de una camioneta humeante a través de campos de algodón. Predomina un tono distendido y displicente, que encuentra su pico en la lírica de “Después Lo Hago”, oda a la parsimonia, celebración del ocio: “Tengo que hacer millones de cosas: copiarme un Cd, dejar de fumar”. Los rasguidos de guitarra, una tenue armónica y las teclas de piano que caen como dulces gotas son la compañía de ambientación bucólica a esa voz tan personal. Ideal para esas paradas de ruta en medio del campo o como soundtrack en horario de siesta de esas vacaciones en la que no nos pudimos ir a ningún lado, La Cuerda Floja complace delimitándose en espacio (http://gorianopolis.com.ar/) y tiempo; aquel momento en apariencia eterno del que nadie nos avisa cuando termina.
14 julio, 2008
La Pose Actual

12 junio, 2008
El Hombre y el Comuñe
From: Cecilia C
To: Aldo M
Subject: nueva version!
Date: Thu, 12 Jun 2008 13:20:49 -0300
To: Aldo M
Subject: nueva version!
Date: Thu, 12 Jun 2008 13:20:49 -0300
Lo comprarias para tu colección?...
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RE: nueva version!
De: Aldo M
De: Aldo M
Enviado:jueves, 12 de junio de 2008 09:01:25 p.m.
Para: Cecilia C
mmm... no.
No me gusta que lo pretendan estilizar con esa capa y colitas vikingas. Le quieren dar una onda premoldeándolo con un estilo de aventuras épicas fantásticas siendo que He man era un mundo propio, un desecho de un proyecto de dibujos animados de "Conan el Bárbaro" que quedó abortado cuando los productores se enteraron que en esa película había sangre y minas en tanga.
mmm... no.
No me gusta que lo pretendan estilizar con esa capa y colitas vikingas. Le quieren dar una onda premoldeándolo con un estilo de aventuras épicas fantásticas siendo que He man era un mundo propio, un desecho de un proyecto de dibujos animados de "Conan el Bárbaro" que quedó abortado cuando los productores se enteraron que en esa película había sangre y minas en tanga.
Entonces el dibujito quedó así: con el príncipe Adam luciendo ese peinado bala y trajecito ídem, para luego mutar en un Mr. Hyde de esteroides y cama solar, mucho más cerca de los Gladiadores Americanos que del Conan ése.
Todo esto sin contar ese universo de chiches futuristas, personajes de nombre genéricos como "Man at Arms" y villanos entrañables (nunca ví un malo tan bonachón como Skeletor) que era Eternia.
Y no olvidemos las esopianas moralejas del final de cada episodio.
Ya el año pasado, Michael Bay mostró a Optimus Prime (sintesís del líder positivo y respetado, la honorabilidad hecha Transformer) prendido a las paredes de una casa, ocultándose de los padres de un adolescente. Basta de sacrilegios.
He-Man no se mancha.
Y no olvidemos las esopianas moralejas del final de cada episodio.
Ya el año pasado, Michael Bay mostró a Optimus Prime (sintesís del líder positivo y respetado, la honorabilidad hecha Transformer) prendido a las paredes de una casa, ocultándose de los padres de un adolescente. Basta de sacrilegios.
He-Man no se mancha.
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26 abril, 2008
¿Qué se puede hacer salvo ver a Los Natas?

Crónica realizada originalmente para Recis!, sitio con el que suelo colaborar en su cobertura de la escena de rock independiente local.
Dos obras imprescindibles del rock y del cine como son, respectivamente, The Dark Side of the Moon y The Wizard of Oz (en su versión dirigida por Victor Fleming, 1939) se encuentran unidas en un viejo mito. Se dice que se le debe dar play al disco de Pink Floyd a partir del segundo rugido del león de la MGM para que todo sincronice; tanto letra como música coincidirían con las imágenes de la película. Por ejemplo, la escena donde la bruja del norte cuenta monedas de oro sucedería al ritmo de “Money”. Todo habría sido adrede por parte de Roger Waters y companía.
Lo improbable de esta supuesta intencionalidad radica en que los trips detonados por la alteración de los sentidos trascienden la idea de asociación, siendo sintonía pura. La visión estimulada como unificación de distintos incentivos en una única experiencia.
En su Motoclub Vol. II, Los Natas sumaron un estimulo visual al habitual sonoro, llevando a cabo una performance de rutas, motos y viaje como tema, transformando por unas horas a Niceto en un humeante cineclub.Cerca de las 22.30 se corrió el telón y comenzó la función. Peter Fonda y Dennis Hooper avanzaban en sus motos por la pantalla ubicada detrás de los Tres Hombres, que abrían el show ejecutando su habitual “introvizacion”. Las escenas correspondientes al viaje de ácido en Easy Rider se retroalimentaban con la música, como en una redundancia cíclica e hipnótica de un pulso chamánico del que ya no habría vuelta atrás.
Los estertores salvajes, primales de “El Cono del Encono” parecían ser bendecidos por el primer plano de un Peter Fonda en trance. El recital apenas comenzaba cuando el hermoso travelling de la escena final de este clásico de culto, ascendiendo desde una motocicleta en llamas, dió lugar a que “Humo Negro” se vuelva cortina de los créditos finales.
Death Proof (última película de Quentin Tarantino, sin estreno en Argentina) fue lo que siguió en la programación. La magnética aparición del Topo (voz del proyecto paralelo Santoro, ex bajista de Massacre) como cantante y showman invitado acompañó dibujando siluetas de señoritas en “El Bolsero”, al tiempo que una morocha infartante brindaba un sinuoso baile desde la pantalla.
Así como en las películas, un buen show de rock también debe tener su clímax. Este momento, que marca el pico sensitivo de la obra, habitualmente es representado hacia el final. En el cine ocurre con el desenlace del conflicto y en el rock con la banda cerrando el show con su canción más significativa. El de este recital no ocurrió en su último tramo, ni tampoco se correspondió con una escena del término de la película, pero cumplió con todas las premisas sensoriales del caso.
Kurt Russel apuntando su Chevrolet Nova en línea recta hacia unas chicas ruteras que viajaban gozando del tracklist de su estéreo, era anuncio de que la velocidad aumentaría hasta un irremediable desenlace. Una pierna amputada por el choque que cae sobre el asfalto y la goma del auto deformando el rostro de la morocha parecían encontrar en “Que Rico” la síntesis de la degustación gore de un público que festejó la escena con ovación y aplausos.
Casi como en una extensión del BAFICI, la salida de Niceto encontró una muchedumbre recordando escenas, preguntando títulos y solicitando copias. Al mismo tiempo Los Natas regresaban a camarines luego de un intenso viaje, acompañados por el sonido del eterno latido de hélices que abre Apocalypse Now como fondo. El telón ya había cerrado.
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